7 de marzo de 2024

  En el transcurso de 2023, hemos sido testigos de cómo la inteligencia artificial (IA) ha empezado a redefinir el escenario tecnológico, con desarrollos como ChatGPT, Bard o Midjourney v5, que no solo han expandido las capacidades en la generación de texto, sino también en la creación de contenido en imagen, audio y vídeo. Este avance ha propiciado que estas herramientas de IA igualen o incluso superen las capacidades humanas en tareas complejas, situándose GPT-4 en el percentil 90 en pruebas como los SATs, LSAT y el BAR, demostrando así un nivel de inteligencia y habilidad comparables o superiores al de la mayoría de los humanos. Sin embargo, el desarrollo y la implementación de la IA generativa no están exentos de limitaciones y, más importante aún, de consecuencias amplias que apenas estamos comenzando a debatir, especialmente en términos de su impacto en la democracia. Este debate es tan profundo que ni siquiera los creadores de estos sistemas parecen capaces de anticipar por completo sus efectos. Las implicaciones de la IA pueden clasificarse en cuatro categorías principales: seguridad, economía, legitimidad de las democracias y un cuarto grupo que aborda el riesgo civilizacional. Seguridad: La IA promete el desarrollo de armas ofensivas y defensivas sofisticadas, lo que ha llevado al debate sobre la necesidad de prohibir armas letales completamente autónomas. La IA también podría usarse para atacar infraestructuras críticas o para facilitar la proliferación de armas biológicas, eliminando las barreras de acceso a este tipo de armamento y planteando un desafío particular a las democracias a través de la ampliación de la desinformación. Economía: La IA tendrá un impacto significativo en el empleo, pudiendo generar y destruir puestos de trabajo, especialmente aquellos que son sofisticados y bien remunerados. Esto podría contribuir a la concentración de ingresos y agravar la crisis social y política en las democracias avanzadas. Legitimidad de las democracias: El modelo político democrático se basa en la escucha activa de las preferencias de los ciudadanos. Sin embargo, con la IA avanzada, emerge un modelo diferente donde las preferencias se infieren a partir del comportamiento monitoreado, lo que representa un desafío […]

Google ha estado a la vanguardia de combatir a los bots a través de sus sistemas CAPTCHA y reCAPTCHA, diseñados para distinguir entre humanos y programas automatizados en línea. Mientras que los CAPTCHA clásicos presentaban desafíos basados en texto distorsionado, los reCAPTCHA han evolucionado hacia una solución más sencilla y segura, donde los usuarios solo necesitan marcar una casilla. Sin embargo, esta aparente simplicidad esconde una tecnología sofisticada. Los reCAPTCHA no solo se basan en la acción de marcar una casilla; detrás de este gesto, Google analiza el comportamiento del ratón, reconociendo que los movimientos humanos son generalmente más arbitrarios y menos predecibles que los de los bots, que tienden a ser directos y precisos. Google ha admitido que su propia IA pudo superar los desafíos de CAPTCHA textuales con una precisión del 99,8%, mientras que los humanos solo lo lograban el 33% de las veces, lo que llevó a la necesidad de innovar. Los reCAPTCHA actuales, por tanto, se enfocan más en el análisis del comportamiento del usuario que en los desafíos de texto o imagen. Aunque Google mantiene en secreto el funcionamiento exacto de los reCAPTCHA, se entiende que los movimientos naturales y humanos del ratón son clave para pasar la prueba. En situaciones donde el sistema de Google no puede determinar claramente si el usuario es humano, se pueden solicitar CAPTCHA adicionales, como identificar números o letras en imágenes, resolver rompecabezas o seleccionar imágenes específicas, asegurando una capa adicional de verificación. Esta evolución de los sistemas de CAPTCHA a reCAPTCHA ilustra el continuo esfuerzo de Google por mantener la seguridad en línea, adaptándose a las crecientes capacidades de los bots y buscando formas más eficientes y accesibles para verificar la humanidad de los usuarios en la web. Para obtener más detalles sobre este interesante desarrollo, puedes leer el artículo completo en 20 Minutos: “La simple razón por la que los bots no pueden marcar la casilla de ‘No soy un robot’”.

  La revolucionaria plataforma Lore Machine ha demostrado el poder de la inteligencia artificial generativa al transformar una historia corta en un cómic vívido. Desarrollada para ser extremadamente accesible, Lore Machine combina varios modelos generativos en un paquete fácil de usar, permitiendo la generación de imágenes con solo presionar un botón. Tras un desarrollo de más de un año, ahora está disponible al público, ofreciendo la posibilidad de cargar hasta 100,000 palabras de texto y generar 80 imágenes por $10 al mes. La herramienta, que ha sido utilizada por agencias creativas como Modern Arts, permite desarrollar universos ficticios y transformar guiones en novelas gráficas de manera eficiente. Bajo su capó, Lore Machine integra un modelo de lenguaje grande para analizar el texto, identificando descripciones y sentimientos, mientras que una versión de Stable Diffusion se encarga de la generación de imágenes. Lo que distingue a Lore Machine es su simplicidad de uso, escondiendo la complejidad de los modelos generativos detrás de una interfaz web de un solo clic. Aunque Lore Machine impone restricciones para prevenir la generación de contenido tóxico, su fundador, Thobey Campion, busca no limitar la expresión creativa de los artistas. La herramienta ha captado el interés inicial de agencias de marketing, pero Campion espera que su lanzamiento público atraiga a un espectro más amplio de usuarios, desde educadores buscando apoyar a estudiantes con discapacidades de aprendizaje hasta creadores de contenido buscando democratizar la creación de material visual. Para más detalles sobre esta innovadora herramienta y su aplicación, visita el artículo original en Technology Review. . . .

La ministra de Ciencia, Innovación y Universidades, Diana Morant, inauguró la presentación del informe “Mujeres e Innovación 2024”, resaltando el crecimiento de mujeres en roles transformadores en España, particularmente en ciencia e innovación. Este informe bienal, elaborado desde 2020, destaca por primera vez las voces de mujeres innovadoras, revelando su motivación por generar un impacto positivo en la sociedad. Morant enfatizó el papel crucial de las mujeres en el desarrollo económico de España, señalando que más de la mitad del empleo creado recientemente fue ocupado por mujeres. El sector de actividades técnicas y científicas, en particular, ha visto un aumento significativo en el empleo, con las mujeres ocupando el 64% de estos nuevos puestos. Sin embargo, a pesar de estos avances, Morant subrayó la persistente “deuda pendiente” de España con respecto a la reivindicación del rol femenino en la investigación y la innovación. El informe “Mujeres e Innovación 2024” arroja luz sobre las desigualdades de género en el ámbito de la innovación y los retos que las políticas de igualdad deben abordar en I+D+I. Aunque en 2023 las mujeres representaban un porcentaje mayor en ciencia y tecnología que los hombres, su presencia en sectores estratégicos sigue siendo baja, con un 61,3% de empresas del sector TIC sin empleadas femeninas. Además, las mujeres solo constituyen un tercio de la fuerza laboral en el ámbito tecnológico empresarial. El informe también revela que el 64,5% de las mujeres encuestadas en la innovación lo hacen con el fin de impactar positivamente su entorno, aunque enfrentan obstáculos significativos, especialmente en el acceso a la financiación. A pesar de estos desafíos, España muestra signos de progreso, como la igualdad de género en tasas de emprendimiento y un aumento en la representación femenina en los consejos de empresas del IBEX-35. Este análisis subraya la importancia de continuar promoviendo la igualdad de género en ciencia y tecnología, destacando el potencial de las mujeres para contribuir significativamente al avance de la innovación en España. Para más información, lee el artículo completo en Ciencia.gob.es. . . .