Colonizar Marte, humanos inmortales y una IA omnipotente: la “peligrosa” ideología que impulsa las obsesiones Silicon Valley
En un artículo de El Periódico, se exploran las ambiciones tecnológicas que dominan a los magnates de Silicon Valley, como Elon Musk y Jeff Bezos, quienes están modelando activamente el futuro con proyectos que parecen sacados de la ciencia ficción. Estas figuras, impulsadas por una ideología conocida como largoplacismo, desarrollada en la Universidad de Oxford, buscan resolver problemas futuros a una escala de milenios, minimizando las crisis actuales como el cambio climático o las pandemias, considerándolas simples contratiempos en el largo camino de la humanidad. El largoplacismo ha sido la base para ideas extremas como la colonización de Marte, la creación de máquinas conscientes, y la conexión de nuestras mentes a Internet. Esta filosofía también impulsa la inversión en inteligencia artificial (IA) con el objetivo de crear una superinteligencia que, teóricamente, podría resolver problemas significativos como el cambio climático. Sin embargo, críticos como Melanie Mitchell, del Instituto Santa Fe, advierten que estos ideales minimizan los problemas urgentes y reales generados por estas tecnologías, como la discriminación algorítmica y la pérdida de empleos. Aun más controversial es el apoyo de Silicon Valley al Transhumanismo y al Singularitarismo, corrientes que promueven la mejora radical de la especie humana mediante la ingeniería genética y la creación de una IA todopoderosa. Estas ideologías tienen raíces en movimientos más antiguos y problemáticos como la eugenesia, y han sido criticadas por su enfoque elitista y desconectado de las necesidades reales de la sociedad. El artículo plantea que, aunque estos proyectos se presentan con una capa de beneficencia y progreso, en realidad pueden estar impulsados por intereses comerciales y una moral cuestionable que favorece a los más ricos. Este enfoque de largo plazo permite a sus adherentes ignorar problemas contemporáneos como la pobreza, mientras se concentran en un futuro utópico que puede no ser realista ni deseable para todos. Las ambiciones de Silicon Valley podrían estar modelando un futuro tanto prometedor como peligrosamente distópico, influenciado por ideologías que priorizan el largo plazo sobre las necesidades inmediatas. Esta noticia y su imagen son un resumen del artículo publicado en: El Periódico . . . .