El auge de la inteligencia artificial ha traído consigo la promesa de una semana laboral de cuatro días gracias a la automatización de tareas tediosas y liberar a los empleados para labores más creativas. Sin embargo, esta visión optimista no es compartida por todos en el sector. Según Binny Gill, CEO de Kognitos, la realidad podría ser opuesta: la IA podría intensificar la carga laboral al extender la operatividad de las empresas a un régimen de 24/7. Esta “cultura de estar siempre conectado”, impulsada por la necesidad de mantener una competitividad constante frente a otras empresas, podría aumentar el trabajo, no disminuirlo.
Gill señala que, aunque la IA puede liberar a los empleados de algunas tareas manuales, la supervisión constante de la tecnología podría resultar en jornadas extendidas de trabajo, más allá del tradicional horario de oficina. Este fenómeno no sería universal pero sí afectaría a una gran parte de la población laboral, especialmente en sectores donde la rápida respuesta es crucial. Además, el experto inversor Steve Cohen apoya la idea de que la IA podría fomentar una menor jornada laboral en sectores como el ocio, sugiriendo que más tiempo libre podría traducirse en un aumento de actividades recreativas como el golf.
Esta dualidad de perspectivas resalta una división significativa en cuanto a cómo la inteligencia artificial podría reconfigurar el futuro del trabajo. Mientras algunos ven una oportunidad para reducir horas y mejorar la calidad de vida, otros anticipan un escenario donde la demanda de vigilancia continua y la necesidad de competir globalmente puedan realmente incrementar las horas de trabajo, desdibujando aún más los límites entre la vida laboral y personal.
Texto elaborado a partir del artículo original publicado en Business Insider