La crisis informática de la semana pasada muestra que en la era digital, un puñado de grandes empresas tecnológicas controla nuestro día a día.
El apagón informático del viernes pasado dejó en evidencia nuestra dependencia de un pequeño grupo de empresas tecnológicas. Un problema con el antivirus Falcon CrowdStrike afectó al 1% de los usuarios de Windows (unos 8,5 millones de equipos), causando caos en aeropuertos, hospitales y sistemas de pago. Microsoft, Alphabet (Google), Amazon y Apple son los pilares de esta infraestructura digital, dominando los sistemas operativos y la computación en la nube. Entre las cuatro, controlan los sistemas que permiten que nuestros dispositivos funcionen y que nuestros datos se almacenen y procesen en la nube.
Estos gigantes tecnológicos también están involucrados en la seguridad nacional, con numerosos contratos con agencias militares. La concentración de poder en estas pocas empresas plantea riesgos significativos, ya que cualquier fallo en sus sistemas puede tener consecuencias globales. Además, la promesa original de internet como una red descentralizada se ha desvanecido, siendo ahora controlada por aplicaciones privadas y redes sociales.
Si queremos reducir esta dependencia, es crucial cuestionar: ¿Cómo podemos diversificar y descentralizar la infraestructura digital para proteger nuestra soberanía tecnológica? Implementar sistemas operativos abiertos y desarrollar software propio en servidores locales podría ser una solución viable, disminuyendo nuestra vulnerabilidad ante fallos globales.
(Este resumen y opinión están basados en un artículo publicado en El País El mundo en manos de cuatro gigantes tecnológicos)