Un estudio realizado por Turnitin, destacado por detectar contenido no original, revela que más de veintidós millones de tareas escolares realizadas con ayuda de IA, como ChatGPT, fueron presentadas como propias el año pasado. Este fenómeno es visto por algunos como una amenaza significativa para la integridad académica. Sin embargo, como educador y alguien que ha experimentado con ChatGPT desde sus inicios, tengo una perspectiva diferente.

Las herramientas generativas no necesariamente destruyen la educación; preocupan más aquellos educadores que intentan prohibirlas sin comprender su potencial. En lugar de ver estas herramientas como una amenaza, deberíamos verlas como una oportunidad para mejorar la educación. Esto implica enseñar a los estudiantes a usarlas de manera efectiva en lugar de simplemente prohibirlas.

Las intentonas de detectar el uso de IA en trabajos académicos no solo fallan a menudo, sino que también generan falsos positivos que pueden poner en riesgo el futuro académico de los estudiantes. Más preocupante es cuando los estudiantes, especialmente aquellos cuyo inglés es una segunda lengua, utilizan estas herramientas para mejorar la legibilidad de sus trabajos. Esto no debería ser penalizado, sino visto como un uso legítimo y educativo de la tecnología.

La perspectiva más adecuada es una que permita y fomente la supervisión adecuada del uso de la IA, integrando estas herramientas en el proceso educativo de manera transparente. Esto incluye valorar los trabajos no solo por el resultado final, sino por la calidad del proceso seguido para crearlo, y asegurarse de que los estudiantes entiendan y mejoren sus habilidades a través de su uso. En lugar de condenar el uso de IA, debemos preparar a los estudiantes para un mundo donde la tecnología y la educación están inexorablemente vinculadas.

Este resumen es un ejemplo de cómo las herramientas generativas pueden ser integradas en el sistema educativo, no para disminuir el esfuerzo académico, sino para mejorar el proceso de aprendizaje y evaluación.

Esta noticia y su imagen son un resumen del artículo publicado en: Enrique Dans