Europa apuesta por su futuro digital con una inversión histórica en semiconductores

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Europa está marcando un punto de inflexión en la geopolítica tecnológica con su apuesta por la autonomía en la fabricación de semiconductores, destinando 43.000 millones de euros para competir a nivel global en un sector de creciente relevancia estratégica. Con el boom de la inteligencia artificial elevando la demanda, la UE busca reducir su dependencia de la producción asiática y fortalecer su posición en un mercado que se espera alcance los 588.000 millones en 2024.

A pesar de que la fabricación de chips está predominantemente concentrada en Asia, Europa no se resigna a quedarse atrás. La Ley Europea de Chips, vigente desde septiembre de 2023, es el estandarte de este esfuerzo por garantizar la competitividad y resiliencia europea. Con el ambicioso objetivo de duplicar su participación de mercado al 20% para 2030, la UE busca consolidar un ecosistema de semiconductores próspero y una cadena de suministro resiliente.

Este empeño se enfrenta a un desafío considerable, dado el dominio de países como Estados Unidos, Taiwán, China y Corea del Sur en la cadena de valor de los semiconductores. La situación es particularmente crítica en la fabricación, donde Europa cuenta con menos del 5% del mercado global. En este ámbito, Taiwán y TSMC lideran con un control significativo sobre la producción, destacando la importancia estratégica de esta industria.

Deloitte subraya la concentración de más del 75% de la capacidad mundial de fábricas de semiconductores en Asia, una realidad que Europa y Estados Unidos buscan cambiar ampliando sus capacidades de fabricación y ensamblaje. Además, la dependencia de materias primas críticas, controladas en gran medida por China, resalta la urgencia de diversificar y fortalecer las cadenas de suministro.

La inversión de Europa no se limita a la Ley de Chips, extendiéndose a proyectos de envergadura como la colaboración entre STMicroelectronics y Global Foundries en Francia y el interés de Broadcom por establecer una fábrica en España. Estas iniciativas, junto con el esfuerzo por desarrollar capacidades de investigación y desarrollo a nivel regional, como el Centro Interuniversitario de Microelectrónica en Málaga, demuestran el compromiso europeo con el sector.

La cruzada de Europa por la autonomía en semiconductores es una carrera contra el tiempo y la tecnología, en la que la inversión, innovación y colaboración internacional serán claves para alcanzar sus metas. Con el mundo digitalizado en constante evolución, la capacidad de Europa para adaptarse y liderar en la fabricación de semiconductores definirá su posición en la economía global del futuro.

Información extraída del artículo original publicado en Cinco Días.

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