Takeo Kanade destaca el enorme potencial de la IA para mejorar la inteligencia humana.
Los avances en visión artificial permiten aplicaciones sorprendentes, pero también conllevan desafíos éticos.
El código ético en tecnología es vulnerable a ser modificado por aquellos con malas intenciones.
El pionero en visión artificial, Takeo Kanade, subraya los retos éticos de la inteligencia artificial, destacando que aunque la tecnología puede ser programada con buenas intenciones, siempre existirá la posibilidad de que sea utilizada para fines maliciosos.
El profesor Takeo Kanade, pionero en visión artificial 3D y catedrático en la Universidad Carnegie Mellon, reflexiona sobre los avances y desafíos éticos que plantea la inteligencia artificial (IA). Reconocido por sus contribuciones en áreas como el reconocimiento facial y la conducción autónoma, Kanade advierte que, aunque la tecnología tiene un gran potencial para mejorar la inteligencia humana, siempre estará sujeta a ser reprogramada para usos indebidos. Señala que la capacidad de los robots para ver y procesar información ya supera a la de los humanos en ciertos aspectos, pero esto también abre la puerta a dilemas éticos significativos, como la creación de imágenes falsas que pueden manipular la percepción. Kanade sostiene que es responsabilidad de la sociedad regular y controlar el uso de estas tecnologías, ya que la tecnología en sí misma es neutra. A pesar de los riesgos, ve un futuro prometedor en la aplicación de la IA para ofrecer una educación personalizada que se adapte a las necesidades individuales de los estudiantes, lo que considera clave para incrementar la inteligencia y el aprendizaje.
*** Información extractada del artículo original publicado en La Vanguardia***