Europa establece un hito ético en la era digital con su nueva ley sobre inteligencia artificial
La Unión Europea ha sentado un precedente global con la aprobación de la primera ley integral que regula la inteligencia artificial (IA), marcando un hito en la historia de la legislación tecnológica tras 38 horas de intensas negociaciones. Esta normativa, que busca armonizar el avance tecnológico con la ética y la protección de los derechos humanos, coloca la dignidad humana en el centro de su enfoque, en un momento en que la IA permea cada aspecto de la vida cotidiana, ofreciendo tanto oportunidades como desafíos éticos significativos.
Paolo Benanti, franciscano y asesor del Papa Francisco en cuestiones de tecnología, destaca la importancia de esta ley como un reflejo de la conciencia europea sobre la preeminencia de la dignidad humana y los derechos humanos sobre cualquier interés tecnológico o estatal. La ley, que entrará en vigor de manera integral en 2026, clasifica las aplicaciones de IA en cuatro niveles de riesgo, desde los más inocuos, como filtros de spam, hasta aquellos que representan una amenaza clara para la seguridad y los derechos fundamentales, como los sistemas que podrían influir en elecciones, estableciendo restricciones o prohibiciones según el caso.
Entre las medidas más destacadas, la normativa prohíbe el uso indiscriminado de sistemas de categorización biométrica, combate los sesgos algorítmicos exigiendo supervisión humana para evitar la discriminación, y pone límites a prácticas como el reconocimiento facial a distancia, con algunas excepciones en casos de prevención de delitos graves como el terrorismo. Además, se exige transparencia en los contenidos generados por IA, obligando a señalar cuando textos, canciones o fotos son producto de esta tecnología.
La ley también establece plazos para la eliminación de sistemas prohibidos y la implementación de obligaciones de gobernanza para la IA, con sanciones que pueden alcanzar hasta los 35 millones de euros o el 7 % del volumen de negocios anual. La Oficina Europea de Inteligencia Artificial, junto con autoridades nacionales, será responsable de supervisar los sistemas de IA y autorizar las aplicaciones, garantizando así que el desarrollo tecnológico se alinee con los valores éticos y los derechos fundamentales.
Esta regulación no solo representa un paso adelante en la protección contra los riesgos asociados con la IA, sino que también destaca el compromiso de Europa con una tecnología que respete y promueva la dignidad humana, estableciendo un marco para el equilibrio entre innovación y ética en la era digital.
Información extraída del artículo original publicado en Alfa y Omega.
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