Resurrección digital: ¿es ético, legal y sano hablar con los muertos a través de la IA?

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El uso de la inteligencia artificial para recrear voces de personas fallecidas, conocido como “resurrección digital”, ha generado un intenso debate ético y filosófico. Este fenómeno implica la creación de representaciones digitales que imitan las voces y pueden formular preguntas evocadoras. Aunque ofrece consuelo temporal, plantea interrogantes sobre la ética de aferrarse a estas recreaciones en lugar de permitir que la memoria evolucione naturalmente.

El uso de la inteligencia artificial para recrear voces de personas fallecidas ha generado un intenso debate ético, filosófico y jurídico. Esta práctica, conocida como “resurrección digital”, se basa en la utilización de tecnologías avanzadas para crear representaciones digitales de individuos fallecidos, utilizando audios reales para imitar sus voces y formular preguntas evocadoras. Aunque esta tecnología puede proporcionar un consuelo momentáneo, plantea importantes cuestiones sobre su impacto en la memoria y el duelo.

Una de las principales preocupaciones es el riesgo de crear falsos recuerdos. La memoria humana es dinámica y se adapta con el tiempo, mientras que las recreaciones digitales pueden ofrecer una versión estática y posiblemente idealizada de la persona fallecida. Esto podría interferir con el proceso natural del duelo, dificultando que los individuos acepten la pérdida y avancen en su vida.

Además, surge la cuestión de la identidad. La identidad de una persona es un entramado complejo de experiencias y relaciones. Al recrear digitalmente a alguien, es probable que solo se capture una versión parcial y sesgada de su identidad, lo que podría distorsionar la percepción que los seres queridos tienen de la persona fallecida.

Otro aspecto crucial es el consentimiento y la propiedad. ¿Quién tiene el derecho de decidir si una persona debe ser recreada digitalmente? Y, ¿cómo se gestiona el consentimiento de alguien que ya no puede expresar su voluntad?

La comercialización de la resurrección digital también plantea preocupaciones éticas. La explotación emocional de individuos en duelo para obtener beneficios económicos puede ser vista como una forma de explotación emocional, transgrediendo los principios de respeto y dignidad que deberían guiar nuestras interacciones humanas.

En resumen, aunque la resurrección digital puede ofrecer consuelo temporal, sus implicaciones éticas, filosóficas y jurídicas son profundas y complejas, y requieren una reflexión cuidadosa y continua.

Noticia elaborada a partir del artículo original publicado en National Geographic

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